“La principal característica de un científico es dialogar, escuchar y ver qué hay alrededor. Construir lazos de confianza es fundamental, porque nunca podrás hacer todo solo. Esa es la clave para hacer ciencia”, comentó el Dr. Raúl Sánchez

Con un discurso que abarcó su trayectoria académica y el relato del estudio que consagró su carrera científica, vitrificación de espermatozoides, el Dr. Raúl Sánchez recibió formalmente la incorporación como miembro de la Academia Chilena de Medicina.

La ceremonia estuvo marcada por la presencia de quienes han acompañado al investigador a lo largo de su carrera. “Veo caras conocidas y no es al azar. El hecho que esté hoy recibiendo este honor es también por ustedes, por quienes me han acompañado, por mi familia, amigos y colegas, porque un académico no se hace solo”, así comenzó su discurso el Dr. Sánchez.

Incorporado oficialmente a la academia el 1 de abril de 2015 en sesión extraordinaria, el Dr. Sánchez ha forjado en los últimos 30 años una carrera impecable. Ginecólogo y obstetra de profesión, ha construido un prestigio no sólo como doctor, también como notable científico.

En 1980 egresó de la U. de Chile como médico cirujano y en 1993 se graduó como doctor en Medicina por la U. de Giessen en Alemania. Durante esos años se formó como profesional e investigador, al alero de connotados científicos como Claudio Barros y Luis Vargas en Chile y Wolf-Berhnard Schill y Edda Toefer-Petersen de Alemania.

“El primer laboratorio científico al cual me integre fue el del Dr. Barros. Con él aprendí los fundamentos básicos para hacer ciencia. Entendí que era un camino de mucho estudio, manejar teoría, entender la complejidad y funcionamiento de un laboratorio; en definitiva, comprendí que esto era un mundo diferente que había que empezar desde cero. Ese fue mi primer aprendizaje: nunca debes pensar que lo sabes todo. Si reconoces tu ignorancia es cuando puedes empezar a construir”, comentó.

“CON LA AYUDA DE MIS AMIGOS”

Y ese pensamiento hizo que el Dr. Sánchez buscara aliados en diversas instituciones, centros y universidades en su formación como experto en medicina reproductiva. En esa línea, la investigación que lo consagró fue la vitrificación de espermatozoides, tecnología pionera en el mundo que ha permitido que nazcan bebés (el primero nació en Temuco en 2010) y que actualmente se replica en distintas partes del mundo con un impacto notable, dado los alcances que puede tener en un futuro para la conservación de especies.

“Siempre tuve la inquietud por la preservación de la fertilidad. Antes hablábamos de congelación de ovocitos, ahora es la vitrificación; un método que hemos desarrollado de manera conjunta con los científicos alemanes Vladimir e Evgenia Isachenko de la U. de Colonia, los investigadores del Centro de Excelengia en Biotecnología de la Reproducción de la UFRO y nuestros alumnos de pre y postgrado. Sin todas estas alianzas no habríamos podido hacer esta innovación en materia de tecnologías aplicadas a la reproducción, que no sólo se quedó en un artículo, sino que hoy soluciona problemas reales”, explicó.

Es un claro ejemplo de lo que puede hacer una buena y estrecha colaboración en materia científica. “Esto es lo más básico: contar con la ayuda de otros y pedir ayuda. Eso genera confianza en ti y en tu trabajo, porque cuando te das cuenta que todo lo que te rodea es tan vasto y hay tanto por hacer, es imposible hacerlo solo. Nunca podrás construir lazos de confianza si crees que todo está en tus manos. Por eso, la principal característica de un científico es dialogar, escuchar y ver qué hay alrededor y no olvidar nunca la perseverancia”.

Esto último es de especial relevancia para él, porque cuando comenzó con los primeros experimentos de vitrificación de espermatozoides, el único resultado que obtuvo durante semanas fue células inmóviles. “Nada nos resultaba, hasta que uno de mis estudiantes de pregrado llegó un día con la noticia de que había un espermatozoide móvil. Y ahí comenzó la lucha del ensayo y error, que es lo más básico en el método científico, y que recurrimos a él cuando no existe información previa, hasta que logramos la fórmula de preservación tanto la motilidad como la función del espermatozoide”.

Gracias a este tipo de colaboración, hoy el Dr. Sánchez y su grupo son los referentes mundiales en vitrificación de espermatozoides y preservación de la fertilidad en los hombres. Según el presidente de la Academia Chilena de Medicina, Dr. Rodolfo Armas, una de las virtudes que se apreció en su curriculum fue precisamente la colaboración permanente que el investigador ha propiciado durante su carrera, las innovaciones que ha hecho en el campo de la Biología de la Reproducción y el aporte a las ciencias clínicas.

“Es uno de los pocos médicos que ha logrado establecer un nexo entre la ciencia básica y la ciencia clínica. Con su incorporación, los honrados somos nosotros”, remarcó Armas.

TRAYECTORIA

El Dr. Sánchez cuenta con más de 100 publicaciones científicas y 25 proyectos de investigación –realizados y otros en ejecución- que han dado cuenta de la línea que lo caracteriza: la andrología. Actualmente, es profesor titular de la U. de La Frontera, director del Centro de Biomedicina de la misma institución y presidente de la Sociedad Iberoamericana de Andrología.

ACADEMIA CHILENA DE MEDICINA

La Academia Chilena de Medicina fue creada en 1964 y su propósito fundamental es el estudio de los problemas propios de la medicina y de la salud, y la proposición de soluciones para los mismos. Tan importante como lo anterior es el empeño que deben poner sus miembros en la defensa de los valores espirituales, éticos y morales y el respeto a la tradición y culto del pasado, para lo cual el estudio de la historia de la medicina y de sus grandes figuras es un medio fundamental.

La conforman médicos interesados tanto en el progreso de las ciencias médicas como de la salud pública, considerados por sus pares como eminentes en las especialidades que representan al interior de la Academia. En la actualidad son 30 los miembros que la componen, provenientes de distintas especialidades.

Fuente: www.institutodechile.cl