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Destacado salubrista y epidemiólogo retorna a la UFRO

  El Dr. Fernando Muñoz Porras se reincorporó al Departamento de Salud Pública donde tendrá importantes misiones como revisar currículos de pregrado, trabajar en la vinculación con el medio para abordar discusiones sobre temas que involucran a la comunidad y a la Universidad y potenciar la formación y enseñanza en políticas de salud.

El Dr. Muñoz es en la actualidad profesor asociado de la Universidad de Chile (donde es Jefe de la División de Políticas y Gestión en la Escuela de Salud Pública) y de la Universidad de La Frontera. Es médico, pediatra, especialista en Salud Pública, y epidemiólogo clínico de la Universidad de Pensilvania. En 1990, tras estar 12 años con jornada completa en la UFRO, fue nombrado Director del Servicio de Salud Araucanía, pero mantuvo su adscripción a la UFRO. En 1994 fue nombrado Sub Secretario de Salud y tuvo que abandonar nuestra Universidad. A continuación fue Subsecretario de Salud de los ministros Massad y Figueroa, consultor internacional, fundó el Centro de Investigación CLAISS (Centro Latinoamericano de Investigación en Salud) que trabajó con la OPS, OMS, bancos Interamericano de Desarrollo y Mundial, entre otras actividades. Se reincorporó formalmente a la UFRO en mayo de este año.

¿Salubrista o epidemiólogo?
Las dos cosas. Mi vínculo con la Salud Pública se remonta a cuando me formé como pediatra y salubrista y vine en 1978 a la sede Temuco de la Universidad de Chile. En esa época, la Universidad ofrecía becas mixtas para formar docentes de los ramos básicos, entonces nos ofrecieron a los recién graduados la posibilidad de hacer una especialidad clínica y una especialidad básica. Así, varios hicimos becas con Obstetricia y Fisiopatología, Farmacología y Medicina Interna, o Salud Pública y Pediatría, lo que me permitió llegar a Temuco con las dos especialidades.

¿Con su destacado currículo, tiene interés en volver al servicio público?
No tengo más que apertura a cualquier cargo que ofrezcan y que resulte interesante. Me gusta el servicio público, el trabajo en el MINSAL y creo que se pueden hacer muchas cosas con el sistema universitario como las hicimos antes, tras mi periplo como consultor. Me correspondió implementar el AUGE con Ricardo Lagos como Presidente y los ministros Artaza, Barría y García. En ese momento pude comprobar que lo que habíamos montado en los 80 en la UFRO en Epidemiología Clínica y que derivó en lo que hoy es el CIGES, era algo que se necesitaba para la salud del país, allí también te contesto tu primera pregunta. Hasta ese momento, tenía una cierta frustración porque pese a haber tenido cargos de alto nivel, era bastante difícil que se incorporara lo que llamamos la Medicina Basada en la Evidencia y lo que habíamos desarrollado en la Epidemiología Clínica. 
Cuando tuvimos que hacer el Régimen de Garantías en Salud, todos comprobaron que la dificultad de contar con personas con buen entrenamiento en Epidemiología Clínica era enorme, lo que provocaba una cortapisa al régimen de garantías para tener protocolos de buena calidad, guías clínicas y canastas de costos que estuvieran financiando intervenciones. Posteriormente, la UFRO se distinguió por hacer una buena cantidad de protocolos del AUGE, por lo que creo, se puede trabajar en conjunto. 
Ahora, todo esto es política ficción ya que después de estar en el ministerio, estuve dos años en Ginebra como Encargado de Salud de la misión chilena con vinculaciones con OMS, OIT, organizaciones de propiedad intelectual, organizaciones de derechos humanos en materias de salud y para tratamientos de SIDA, Malaria y Tuberculosis en países en desarrollo. Por eso hoy volver a la Universidad es donde empecé y no siento una necesidad imperiosa de volver al Ministerio.

¿Temuco atrae?
Claro, porque tiene muy buena gente y es una ciudad interesante, con emprendimiento, con un espíritu creativo que creo proviene del concepto antiguo de La Frontera. Yo formé parte de eso y creo que Temuco significa la parte creativa de mi vida.

¿Algo como que el proyecto nunca termina?
Nunca va a terminar. Esto es así y hay nuevos problemas como un crecimiento urbano “despelotado”, con un centro de Temuco donde no pasa nada por muchos años pero la periferia crece, donde está el problema de la contaminación, aunque éste lo veo con menos miedo que el de la Región Metropolitana.

¿Por qué?
Porque la contaminación de Temuco es la contaminación por leña que es la misma que sufrió Londres en los años 30; es una combustión directa y mucho más fácil de solucionar que la contaminación con polvo y material particulado que tiene Santiago, más aún con el crecimiento desmedido del parque automotriz que tiene esa ciudad. La contaminación es cuestión de dinero y se podría haber terminado hace tiempo si se tuvieran los recursos para subsidiar la leña en buenas condiciones o cambiar de combustible. Hay fórmulas eficientes e incluso la leña realmente seca además de buenas estufas no deberían dar tanto problema.

Pero más allá de fórmulas eficientes, el tema pasa por un cambio cultural.
La tecnología puede manejar este tema y si el gobierno es capaz de manejar el diferencial de precios de la leña húmeda versus la seca, podría ser capaz de controlarlo.

¿Cuál será su trabajo en la UFRO?
El Decano me ha solicitado y me interesa apoyar el desarrollo del Departamento de Salud Pública de la UFRO. Soy parte de una decisión en la UFRO que tiene hoy resultados muy positivos pero que ha generado un crecimiento desigual de las funciones que conforman la Salud Pública. Para atraer médicos clínicos a la Epidemiología, la decisión fue desarrollar la Epidemiología Clínica como unidad dependiente del decanato siendo un área diferente al Departamento de Salud Pública, así se creó el CIGES, que ha tenido un desarrollo exitoso. Por otro lado, el Departamento tuvo un enorme desarrollo en el área de la Medicina y salud comunitaria con el PIRI, el magíster y otros proyectos. Entonces tenemos dos grandes polos pero con intermedios débiles. Uno de estos intermedios y que desarrollaré son las políticas de salud y diseños de políticas además de su implementación, es decir cómo se transforman los sistemas de salud, cómo se organizan, cuáles son las mejores fórmulas para entregar un servicio de mayor eficiencia y calidad, tema que enseñaremos tanto en el pre como en el postgrado. En esa área queremos contribuir y desarrollar estos intermedios tanto en lo que dicen los libros como también en lo que dice la realidad, en el día a día. 
Igualmente, colaboraré en la revisión de los currículos de pregrado de las distintas carreras y en especial de Medicina, entendiendo que este desarrollo disarmónico se refleja en la formación que les damos a los estudiantes. Como tercer punto, la vinculación con el medio y promover la discusión sobre políticas de salud donde creo que hay un espacio muy interesante ya que la Reforma de Salud que Chile emprendió desde los años 90 y particularmente con el gobierno de Lagos tiene mucho que recorrer. Materias de financiamiento y gestión que tienen que resolverse y que deberán ser una de las prioridades de cualquier gobierno para abordar ese nudo de incompatibilidad del sistema de salud chileno con la lógica mínima y elemental de cualquier sistema de salud que dice que los más ricos apoyen a los más pobres y los menos riesgosos a los más riesgosos. Esa lógica ha costado mucho introducirla en un sistema que funciona con una lógica distinta y poblaciones diferentes en términos de riesgo y recursos. La discusión viene y la ciudadanía no debe estar aparte, por lo que esperamos hacerla desde la Universidad aportando con antecedentes, altura de miras y tranquilidad.

Así como la salud, la educación en Chile cambió. ¿Cómo evalúa estos cambios?
Hay una efervescencia social que la considero importante. Soy muy afortunado de haber vuelto a la Universidad de Chile y a la UFRO en este momento porque pensé que no me tocaría vivir nuevamente en una sociedad y comunidad que se organizase y saliese a la calle por demandas que me parecen justas. Cuando nuestros estudiantes salieron a marchar y me invitaron, me sentí joven y creo que es muy bueno. El país debe llegar a encontrar su ser. Un país que hizo lo posible por entregar educación primaria, secundaria y que ha ido pagando en las ampliaciones de cobertura los costos de una educación de calidad. Por lo tanto hoy debe hacer una mirada sobre cómo mejoramos la calidad y cómo hacemos que la educación contribuya a que tengamos ciudadanos más libres y que tengan conciencia de ser formados en un sistema igualitario, donde podemos convivir y aprender de los otros. Esta separación de la educación pública para pobres y la privada para los más afortunados me parece que es lo peor que le ha pasado a Chile en este largo periplo.

¿Es muy amplia la brecha entre el libro y el día a día?
No hablaría de brecha, sino que hacer las cosas por el libro nunca ocurre, ni siquiera en un régimen dictatorial. Pero sí puedo decir qué pasó en la intimidad porque hoy se estudia y hay muchos artículos sobre el Régimen de Garantías y cómo llegó a ser una política con base de derecho. Cuando se empezó a hablar del AUGE esto no apareció hasta que estaba bastante avanzado y de hecho fue lo que le dio viabilidad. La discusión es de lo que se trata la academia.

¿Qué espera de esta nueva etapa en la UFRO?
Hacer cosas que me entretengan y sirvan. Espero contribuir al proyecto de la UFRO porque me siento partícipe y porque creo que es un proyecto exitoso en la educación médica, en la investigación y en el desarrollo académico en Chile y que tiene todavía un enorme camino por recorrer.





 
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