Los estudiantes que desarrollan la práctica profesional del Internado de Salud Pública despliegan acciones en pos del desarrollo local, así se dio la participación de Renato Cayuqueo, quien realiza su práctica en Lumaco, en el marco del proyecto “Canasta Puebla a la Mesa”, llevado a cabo por CETSUR y la Mesa de Mujeres Rurales, y financiado por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia.

En una actividad, que se realizó el lunes 15 de noviembre, el estudiante dio valor al aporte que realizan los productos de la “Canasta”, producidos bajo un sistema tradicional, en el consumo de una alimentación saludable y adecuada, y por otro lado, aportando a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, al ser productos agroecológicos. “Es un aspecto muy atingente a la crisis ambiental actual y necesario de abordar”, explicó el estudiante Renato Cayuqueo.

“La formación de nutricionistas de la UFRO posee una particularidad en el área de Salud Pública. Desde hace 15 años, su currículo contempla contenidos sobre Producción de Alimentos con enfoque de Soberanía Alimentaria bajo paradigmas agroecológicos de producción familiar campesina y de comunidades, como también contenidos de metodologías participativas para el trabajo con la comunidad”, apunta la académica Angélica Hernández, quién ha sido la responsable de esta estrategia que hoy cuenta con un equipo académico que aporta a ésta tarea.

“Es necesaria la formación profesional que incorpore además de los conocimientos técnicos, un conocimiento crítico de la realidad, que los profesionales en formación comprendan cómo funcionan los sistemas políticos, económicos, productivos, sociales y culturales. Implica saber de derechos humanos, como el derecho a la alimentación, tener conocimientos generales sobre sistemas productivos, pueblos originarios, desarrollo local y manejar metodologías y técnicas de trabajo comunitario”, agrega Hernández.

Así, esta es una forma en que las universidades aportan al desarrollo regional, vinculándose con instituciones y organizaciones en pro de contribuir al desarrollo de programas y proyectos pertinentes con la realidad local, como también contribuyendo con iniciativas acordes a las necesidades globales. “La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias de producción, distribución y consumo de alimentos, considerando sus conocimientos, su ecosistema, su cultura, sus redes, que garanticen el derecho a la alimentación”, finalizó Hernández.